lunes, julio 11, 2011

Diseño a la medida

Anger will never disappear so long as thoughts of resentment are cherished in the mind.
Anger will disappear just as soon as thoughts of resentment are forgotten."
-Siddhartha Gautamá


Resulta simple creer que conocemos a las personas sólo por compartir un par de anécdotas o algunas conversaciones. Resulta simple creer que compartir un apellido se conoce a las personas, resulta fácil creer que la empatía surge instantáneamente.

Lo cierto es que conocer a alguien es un proceso complejo, tan complejo como conocerse a uno mismo y pueden pasar los años y seguimos en proceso de autoconocimiento por lo que lograr conocer a alguien más no es tarea fácil.

En ese tenor, es de humanos reconocer que solemos comprender a quienes conocemos, al menos logramos empatía. Desafortunadamente hay personas a las que sin oportunidad de CONOCER juzgamos e incluso lanzamos palabras cargadas de ignorancia que pueden dañar relaciones futuras y romper puentes del pasado.

Siempre he disfrutado viajar ligera... no guardo rencores, no conservo resentimientos. Me enfado como cualquiera, tal vez más que la mayoría, tal vez que sepa escribir desde los casi 4 años y leer desde poco antes me ha permitido usar las letras para expresar algunos enfados e inconformidades, pero cierto es que después de ser plasmados en una pantalla o papel, dejan de serlo y se convierten en un add más, en una nueva página del libro, en el pie que derivará en un post o un ensayo. Mi fiel par de lectores sabe que escribo sobre casi cualquier cosa, que desde hace años las letras me han acompañado por este maravilloso viaje de aprendizaje y autodescubrimiento. En este camino no han faltado quienes se sientan aludidos en mis textos, quienes se sientan involucrados, identificados y acabo de descubrir que incluso hay quienes se pueden sentir agraviados.

Creo fielmente que cuando tu consciencia no está en paz, cualquier texto que leas te parecerá un grito en tu contra. Por ello no me sorprende leer esporádicas réplicas agresivas a textos que nada tenían que ver con el reproche que obtienen como respuesta... respeto como mis lectores y allegados lo saben, cada actitud; cierto, no comprendo muchas cosas y otras realmente me esmero en entenderlas, otras más simplemente no me importa entenderlas. Creo en invertir mi energía en asuntos que me resulten de provecho en el viaje, de otra forma, esas cargas de resentimientos y reproches prefiero lanzarlas por la ventana del tren antes de que se conviertan en una carga pesada para mi viaje.

Desafortunadamente el resentimiento llega a nublar la visión de algunas personas, los errores del pasado las hacen susceptibles a casi cualquier tema y su equipaje se convierte en su enemigo... ese enemigo que duerme contigo y se aparece en tu espejo cuando te miras en él.

Los invito entonces, estimado par de lectores a no tomarse todo tan personal, el universo es infinito y una de sus leyes para vivir en armonía consiste en aceptar que no somos su centro y que por ende, no todo tiene que ver con nosotros. Los invito además a lanzar por las ventanas esas cargas de resentimiento y enojo, de amargura y envidias, de rencores y arrepentimiento. Aceptemos que cada error ha sido parte del crecimiento y por ello, depende de nosotros convertir esos rencores, resentimientos y errores en letras de nuestro libro, letras que nos recuerden cuán frágil puede ser una relación y cuántos puentes se pueden dañar por no saber moderar nuestras cargas.

... y si mi invitación no tiene sentido para ustedes, ignórenla! soy solo la autora, la protagonista y la persona. Tal como cada uno de ustedes.

1 comentario:

Erick dijo...

Hola Vecina! Que alegría leerte de nuevo! Saludos!