viernes, noviembre 24, 2017

De colores y vacíos

What we have once enjoyed we can never lose. All that we love deeply becomes a part of us
-Hellen Keller


Alguna vez han deseado estar en otro lugar o en otro escenario?

Este será personal.

El mundo es de colores y cada uno de nosotros los percibe a su manera. Lo mismo pasa con la vida; en un sentido poético la vemos de colores y ellos dependen de nuestro enfoque. Conocemos el mundo y la vida de una manera, con ciertos colores, aromas y sonidos; conocemos el mundo con ciertos elementos que sabemos indispensables y la misma vida con elementos imprescindibles, es por ello que hay pérdidas que resultan caóticas y que dejan un sentimiento de destrucción y es que hay pérdidas que cimbran el escenario, el mundo y la vida. No hay palabras ante determinadas pérdidas y las pocas que podría haber terminan siendo insuficientes ante el vacío inminente.

Es inútil tratar de escribir o describir el sentimiento ante la pérdida de alguien fundamental; he estado ahí, han pasado 10 años y el frío no desaparece y el vacío simplemente no se llena ni se llenará. Se aprende a vivir con ello, con el frío y el vacío, con las tonalidades diferentes, sin los aromas y los sonidos. De nuevo se aprende a vivir.

Hoy el mundo de alguien luce diferente, hoy hay alguien en el mundo que está sufriendo una pérdida y el mundo no se detiene; amaneció y anochecerá, las estrellas seguirán siendo visibles, el viento seguirá moviendo las hojas. A pesar de ello hoy el mundo de alguien se cimbró. Esto es efímero y el dolor es real.

Hoy desearía tener más palabras, desearía que las letras hicieran lo que yo no puedo.

sábado, julio 22, 2017

La analogía del oasis o la función del café



"We don't create a fantasy world to escape reality. We create it to be able to stay"
-Lynda Barry

Nunca he sido partidaria de la evasión pero también creo que en ocasiones es necesaria una pequeña utopía a la que escapar un instante, un oasis o un momento de fantasía para no perder la cabeza en un mundo de realidades. En mis 35 años he conocido utopías y encontrado oasis; he tenido momentos fantásticos y también realidades casi utópicas pero el ensayo de hoy es diferente. Hoy se trata del oasis.


Hay un momento de la vida en la que empezamos a vivir de forma automática, gobernados por rutinas, horarios y agendas, pagando servicios, adquiriendo bienes, debiendo conversaciones y adquiriendo responsabilidades y es que lo verdaderamente valioso requiere compromiso, tiempo y atención, sea una familia, el negocio de tus sueños, el trabajo perfecto o cualquiera que sea tu pasión. Lo que te importa va a requerir tu compromiso, tu tiempo y tu atención, no hay más y es que construir lo que has deseado debe ser el proyecto de tu vida.

¿Para qué sirve un oasis si vives tu sueño?

Lo he visto de cerca y me he detenido a observar: aún el proyecto de tu vida puede resultar abrumador y es ahí, en medio del compromiso y la atención, entre la agenda, las metas y las responsabilidades en donde podemos perder un poco la cabeza. El oasis es eso: un paraje casi inconcebible por su ubicación. 

Y en este oasis de la vida adulta, encontramos un momento lejos de agendas y compromisos, de planes y plazos, de responsabilidades e incluso de una realidad soñada. Cada oasis es diferente, los hay peligrosamente adictivos o perfectamente controlados. Los hay reparadores, los hay destructores y es que incluso el oasis más reconfortante puede confundirnos si olvidamos su función. El oasis es un escape breve a la realidad, un paraje en el camino, no el camino y tampoco el destino; es un paraíso temporal al que recurrir una vez o un escape en momentos de necesidad, un instante o un lapso sin tiempo definido. 

Un oasis tiene un objetivo y es fundamental tenerlo claro. Una evasión momentánea puede tornarse en un abandono con rumbo a una fantasía. La belleza del oasis radica en la utopía a la que logramos recurrir ante una realidad que exige de nosotros y reitero, el oasis llega a ser un recurso necesario aún viviendo tu sueño. La cabeza se puede perder en un segundo y ocasionar una tempestad... o podemos descubrir nuestra cabeza en la luna por un segundo y ser ello algo hermosamente caótico y sí, conozco oasis hermosos que evitan que la cabeza se pierda ante la tempestad, que se encuentran en donde menos se esperan, que ofrecen las dosis perfectas, que ofrecen la belleza de lo imposible y la calma necesaria, que llenan espacios, que nutren risas y tranquilizan las ideas, que se llenan de códigos y claves indescifrables fuera del mismo oasis. Todo tiene una razón de ser y todos tenemos una razón de estar. Es vital saber cuándo volver a la realidad y recordar que todo oasis es tan hermoso como efímero.


Esta autora prefiere su oasis de libros y litros de café... esta autora ha aprendido que incluso el café tiene una función aquí y que todo tiene un ciclo y es que a mi, a mi también me ha fascinado lo inesperado.