domingo, febrero 25, 2018

Entre el papel y lo demás

 “When writing a novel a writer should create living people; people not characters. A character is a caricature.” 
-Ernest Hemingway


Lo mío son las letras.




Hace 20 años comencé a trabajar en mi primer novela. Me fascinaba el ejercicio de redacción, me fascinaba la creación en sí. Encontré cierto encanto y es que en un mundo literario un escritor puede emular a un Dios creando personajes, construyendo ambientes y  controlando situaciones, dando vida y destruyendo. Para mi que siempre he sido obsesiva con el control, la creación literaria se convirtió en mi actividad favorita. Terminé la novela 2 años después y  continué creando, en papel y sin papel; en letras y en imágenes, con voz o con líneas seguí creando y sin necesidad de transcribirlos he creado personajes acordes a episodios determinados de la novela en turno o de mi día a día.

Reconozco mi responsabilidad en cada creación, en papel o fuera del mismo; reconozco mi destreza para crear personajes y sé que he escrito alguno demasiado alto en realidad. He idealizado, he construido acorde a lo que la novela necesitaba o a lo que a la autora le hacía falta. He creado incluso personas; personas perfectas en características, en tiempo y en lugar que he llegado a perder de vista que son sólo personajes creados para un fin específico. Quizás escriba muchos personajes y algunas personas pero justo ahora dudo que haya 2 iguales.

Dediqué tanto tiempo a algunas obras que en ocasiones la línea que separa la fantasía de la realidad ha desaparecido. En algún momento incluso he lamentado el tiempo invertido imaginando cualidades y creando virtudes. En alguna ocasión he fallado en grande en el ejercicio literario y es que a algunos personajes les confiero fortalezas de la autora; me gusta hablar de frente, me gustan las cosas con todas sus letras, me gusta cerrar los ciclos, me gusta saber en dónde estoy parada y me gustan los personajes con esas características... hasta eso les defino y aún en esos fracasos reconozco que hay personajes que me hicieron sonreír, me dieron aire para respirar; que me dieron vida y salud mental.

Ha habido algún personaje al que he escrito con tantas virtudes que de conservarlo en la historia iría en declive y no me podría permitir arruinarlo así que he debido darle un cierre en la historia en turno, como el cierre que se le da a los ciclos con algunas personas.
Agradezco la posibilidad de crear en papel y sin él. 

La sensación de control en este mundo de caos y belleza siempre será apreciada y mientras la pluma lo permita, aprovechada. 
Está en el papel y en lo demás.