jueves, diciembre 17, 2009

The Twelve Days of Christmas...!

Ok, no he actualizado el blog en meses y 2009 es oficialmente el año en que menos entradas he publicado... lo puedo adjudicar a los ajustes a mi nueva vida. Como sea no puedo evitar agregar mi tradicional entrada con lo que recibirè en los 12 dìas de navidad!


Segùn esto... hay insistencia en regalarme un indigente loco en un àrbol de manzanas; ¿alguien me puede explicar por què?. No tengo mucho qùe decir de las 4 booty calls!




You Will Get Three French Berets









Twelve street musicians drumming

Eleven carolers a-caroling

Ten gymnasts a-leaping

Nine ladies yodeling

Eight cows a-milking

Seven rumballs a-drunkening

Six Santas a-hohohoing

Five Golden Girls

Four calling booty calls

Three French berets

Two bottles of whiskey

And a crazy homeless person in an apple tree

domingo, septiembre 06, 2009

Cristal empolvado

“Everyone sees the unseen in proportion to the clarity of his heart, and that depends upon how much he has polished it. Whoever has polished it more sees more - more unseen forms become manifest to him."

-Jalal ad-Din Rum


Bien... seguramente puedo articular infinitas excusas para justificar el silencio de los pasados 7 meses; nunca he dudado de mi potencial para idear explicaciones que pueden resultar convincentes. Lo cierto es que me guardo las excusas y los motivos para permanecer en silencio el tiempo transcurrido.
En esta ocasión la autora no transcribe palabras para justificar su silencio y se permite este post para limpiar su propio cristal.



Han tratado alguna vez de manejar con el cristal empañado?
Han intentado distinguir el exterior a través de un cristal empolvado?
Yo lo he hecho.


El resultado es obviamente desastroso y es que los cristales a través de los que observamos el exterior funcionan a manera de filtro, oscurecen las imágenes cuando así lo queremos y embellecen los paisajes cuando lo necesitamos. Creo que funciona del mismo modo con el alma y la percepción que tenemos de la vida y las personas; a través de nuestro cristal conocemos el mundo, apreciamos las figuras que reconocemos, conocemos nuevas imágenes, observamos a las personas y nos observamos a nosotros.

Probablemente no nos demos cuenta del estado de pulcritud de nuestro cristal interior, de cierta manera es complejo reconocer que algo no está bien en nosotros así que debe ser mucho más simple pensar que las personas están equivocadas, que el mundo es gris y que ciertas imágenes son obscuras o mucho más complicadas de lo que podrían ser en realidad... efecto del cristal empolvado, por supuesto. Entonces resulta imposible apreciar las cosas como realmente son; no podríamos describir correctamente un paisaje cuando nuestro cristal está sucio, podríamos equivocar la belleza de los árboles, el color del cielo y el tamaño de las montañas. La imprecisa descripción de un paisaje puede no representar mayor problema que la misma imprecisión pero... ¿qué sucede cuando se trata de imágenes con sentimientos, voces e historias?.

Henos ahí... mirando a los demás a través de un cristal empolvado. Personas grandiosas pueden pasar ahora prácticamente desapercibidas, personas bondadosas pueden parecer dañinas y amigos se convierten en enemigo a través de este cristal en particular. Nuestras reacciones y actitudes hacia el mundo y las personas que nos rodean se ven alteradas ante las imágenes que percibimos y el resultado, al igual que al tratar de conducir un vehículo con el cristal empañado... es desastroso.

El problema no se encuentra en las demás personas y difícilmente lo podremos encontrar en nosotros mismos hasta que ocurre... hasta que un dedo, un paño, un roce alcanza nuestro cristal y por ese pequeño espacio que ha quedado limpio podemos percibir la claridad... esa claridad que pareciera resultado de aquellas tormentas, esa claridad parecida a la que acompaña al sol cuando amanece. La limpieza posterior no resulta tarea fácil, seguramente para ese momento los daños ocasionados sean enormes y haya incluso algunos que sea imposible reparar pero... también eso forma parte de la tormenta por la que todos debemos atravesar alguna vez.

La claridad duele, lastima los ojos y despierta el alma adormecida; es difícil despertar, adaptarse a vivir ante luz y calor después de permanecer en penumbras. Al igual que las etapas de la vida; todo pasa y así como nos adaptamos a las situaciones grises también podemos adaptarnos a los colores; siempre podremos aprender de los errores y volver a intentarlo, permaneciendo alertas al estado del cristal a través del que conocemos el exterior y procurando pulirlo eventualmente para evitar que el polvo vuelva a nublar nuestra visión.


La claridad con la que observamos al mundo depende de la claridad de nuestra alma... un alma manchada de resentimientos y temores no podrá jamás reconocer la luz del verdadero amor así lo tenga iluminado frente a si.


viernes, febrero 20, 2009

La traiciòn

Al mencionar la palabra TRAICIÓN no podemos aislar el golpe sentimental que la palabra per se conlleva... todos hemos escuchado de traiciones, muchos de nosotros hemos traicionado y es que hay distintos tipos de traición; desde traición a nosotros mismos y nuestros ideales hasta traición a la Patria, traición a quienes creyeron en nosotros y es que para haber traición es inevitable que debió haber confianza... de esa confianza que te permite cerrar los ojos y arrojarte hacia atrás sabiendo que esa persona en quien confías te sujetarà.

Todas las traiciones duelen, hay algunas que sólo incomodan pero hay traiciones que parten el alma al ver despedazada una relación, un sentimiento, una serie de momentos que creímos genuinos... y es que todos tenemos derecho a equivocarnos, tenemos derecho a confiar en quien decidamos y al hacerlo esperamos recibir los mismo; confianza y respeto mutuo... pero hay traiciones para las que faltan las palabras.

Hay personas en las que depositamos toda la confianza, toda la vida de amistad franca y sincera, todas las confesiones y vivencias y con el paso del tiempo y sin siquiera dar señales de ello empuñan el arma que nos hiere; la traición.

La confianza en este mundo en que habitamos es un don, un regalo que rara vez se da. La mayoría de nosotros -adultos jóvenes- tenemos círculos de amigos de toda la vida, rara vez hay amigos nuevos ¿por qué? porque en esos círculos de toda la vida sabemos que estamos seguros, que estamos apoyados y protegidos, sabemos que podemos encontrar enfoques a situaciones que no entendemos y podemos encontrar el apoyo cuando las cosas salen mal y los abrazos sinceros cuando las cosas salen bien.

Desafortunadamente aún en esos círculos tan seguros, tan sinceros puede haber alguien o algo que rompa la armonía y saque la peor y mas baja cualidad de un humano: lastimar a su hermano, a su amigo, a aquel que lo apoyó cuando peor la pasó... y motivos pudieron ser muchos; cuando hablamos de sentimientos es común decir "solo pasó; nadie lo planeó" pero hasta esa excusa es absurda porque SIEMPRE hay un segundo, un maldito segundo en que puedes decidir enamorarte o no hacerlo; lastimar a tu hermano o amigo o no hacerlo.

... pero los humanos somos especialistas en encontrar excusas, en encontrar justificaciones para herir a los demás, en encontrar motivos para minimizar el impacto de nuestros actos "y es que yo hice lo que hice porque tu..." pero el hecho es simple; una traición de un amigo, de una pareja en la que pusimos nuestra alma, la traición de un hermano inclusive PARTE EL ALMA. Por qué? porque son ellos en quienes confiamos los más profundos secretos, a quienes abrimos el alma y en quienes nos refugiamos cuando el mundo parece caer, porque son ellos en quienes pusimos ilusiones y en muchos casos pusimos nuestro plan de vida ahí; esperando jamás ser heridos por ellos... esas son las traiciones que dejan heridas imborrables y en muchos casos incurables.

Sólo queda esperar que el tiempo haga su parte, levantar la cabeza y mirar al cielo... agradecer la oportunidad de ver quienes son realmente las personas que nos rodean. No hay palabras que hagan sentir mejor a quien se vio traicionado, no hay abrazos suficientes... queda la empatìa ante la situación y el apoyo absoluto. De los demás el mismo universo se encargará... hay personas que pueden caer tan bajo que en el mismo fango se sienten còmodos y no merecen siquiera un pensamiento de nosotros... y es que es tanta su carencia pesonal; su vacìo personal que parecen necesitar herir a otros para sentirse menos miserables.


jueves, enero 15, 2009

La página que se rompe

“I must learn to love the fool in me the one who feels too much, talks too much, takes too many chances, wins sometimes and loses often, lacks self-control, loves and hates, hurts and gets hurt, promises and breaks promises, laughs and cries”

Theodore I. Rubin


Dramático título para el primer add del año.


Y con la naturalidad con la que la vida transcurre se acabó el 2008.
Con el fin de año y el inicio del siguiente nos enfrentamos a la oportunidad y tenemos la excusa perfecta para realizar el análisis que bien podemos hacer cada mañana, cada noche antes de dormir...podemos celebrar las fiestas, brindar porque un año terminó y desear que el siguiente sea mejor.

Podemos también hacer el recuento y agradecer los aciertos, perdonarnos los errores, felicitarnos por las elecciones adecuadas y reprocharnos las oportunidades perdidas.

Solemos dedicar más tiempo del que dedicaríamos en cualquier otra fecha a mirarnos al espejo, a observar quienes somos y quienes proyectamos ser.

Con el cambio de página que simboliza el nuevo año nos llenamos de ilusiones y frases positivas; deseos sinceros de arreglar errores o al menos de no volver a cometerlos.

Dejando a un lado la mentalidad de que "todo está escrito"; me quedo con la idea de que somos los autores de cada página, los guionistas y protagonistas de cada historia y eso hace que con el paso de los años resulte más complicado dar vuelta a la página del año que termina; hablamos de 365 días de momentos perfectos, de momentos difíciles, de caídas severas, de lecciones aprendidas, de lágrimas y risas, de abrazos y despedidas, de cambios y retos... son 365 días de experiencias a los que debemos dar vuelta para comenzar una nueva página.

Con el paso de los años resulta menos sencillo cambiar la página y es que hay momentos que quisiéramos hacer eternos... hay instantes en los que desearíamos detener el tiempo pero también hay momentos que desearíamos desaparecer, instantes en los que los cielos fueron oscuros y el mundo confuso. Conservar la página del libro que escribimos a lo largo de nuestra vida implica conservar esos párrafos en los que no todo fue feliz...

... y hay páginas que se rompen pero nunca se podrán arrancar.
También hay párrafos que pueden ser tachados y hay otros que pueden ser resaltados.

Seguro hay errores que nos costaron relaciones de diversos tipos. Seguro hubo errores ajenos que dejaron heridas profundas y errores propios que destruyeron todo a su paso pero tenemos ahora una ventana abierta y es la oportunidad de iniciar una nueva página, tenemos la libertad de conservar sólo en la memoria los párrafos necesarios de la página anterior y dejar el pasado en su lugar: en la página anterior. Esos errores que dolieron tanto pueden ser ya páginas que se rompieron... páginas que podemos romper.

Aceptando nuestra humanidad más no con ello justificando nuestros errores, debemos aceptar que habrá batallas ganadas, habrá batallas perdidas y habrá batallas que decidamos no pelear. Habrá lágrimas y risas, bienvenidas y despedidas y podemos aprender de cada persona, de cada situación. Podremos volver a creer en nosotros mismos, en el Universo... creer en la humanidad y hacernos el mayor regalo: UNA NUEVA OPORTUNIDAD.

Los cambios son inminentes... el mundo cambia a cada segundo y nosotros tenemos la oportunidad de cambiarnos, de renovarnos. Esta nueva página que escribimos podrá estar llena de párrafos totalmente diferentes a la anterior y eso es lo que nos puede mover cada día. Tenemos el poder de cambiar la historia, de cambiar nuestra historia y construir nuestro destino.

Tenemos la oportunidad de creer en cada amanecer, en cada persona; de quitar las etiquetas que hemos creado a lo largo de la vida y de creer en nosotros mismos. Tenemos la oportunidad de comprender, de perdonar y perdonarnos, la oportunidad de volver a intentarlo, de luchar por lo que creemos y luchar por nosotros mismos. Tenemos la oportunidad de amarnos, de amar nuestros errores, nuestros defectos, de reírnos de nosotros mismos; la oportunidad de aceptarnos como humanos y equivocarnos y volverlo a intentar, de trabajar en nuestras deficiencias y felicitarnos por nuestros aciertos. Tenemos la oportunidad de respirar profundamente cada mañana, de pedir perdón, de mirar al cielo y pintar nuestro mundo de colores; la oportunidad de tomar de la mano a alguien, de sonreir a cualquier persona, de mirarnos a los ojos, de dejar en la página rota el rencor y de dejar el pasado en su lugar... dejar de preocuparnos por cosas que no están en nuestras manos y ocuparnos de las que sí podemos. Podemos poner nuestra voluntad en el mundo en que vivimos.

Seguramente habrá más cambios y en nosotros está aceptarlos como oportunidades, habrá planes que salgan de control y podremos hacer de ellos nuestros nuevos retos. El cambio día a día nos puede hacer crecer si así lo queremos... pero definitivamente debemos movernos, despertar y mirar de frente al espejo, estirar las manos para sentir, abrir los ojos para mirar y abrir el alma para observar nuestro mundo. Estamos ante una nueva página y debemos VIVIR y dejar la página rota en su lugar: el pasado -sea 2007, 2008 o el día anterior-. Tal vez ese sea el reto más fuerte pero no es imposible de lograr. Dejemos entonces las páginas rotas en su lugar.

Deseo para cada uno de nosotros una nueva página, que cada letra esté impregnada de aprendizaje, de una nueva oportunidad y de FE; de Fe en nosotros mismos, en lo que podemos lograr, Fe en la humanidad. Que nuestros pasos sean hacia adelante, nuestra mirada sea al frente y nuestra flecha... esa apuntará a donde cada uno de nosotros desee; en el Universo no hay límites y podemos respirar inmensidad.




Por un año con aroma a café...



¡FELIZ 2009!