martes, abril 24, 2007

Y por textos como este...

Hay blogs y BLOGS. Hay autores y AUTORES.

Desde la primera vez que la leí, me volví seguidora de los textos de Graciela.
Lo que pueda decir de ellos es poco... mi rincón favorito por muchísimo.

Su más reciente post es parecido a algo escrito vulgarmente con mi caligrafía en mi diario de hace un par de años... hoy que lo leí escrito por ella me emocioné al recordar cuánto pueden hacer las letras por nosotros.

Una vuelta a IMPECABLE Y DIAMANTINA y no podrán dejar de visitarla.

He aquí su más reciente post.
Me quito el sombrero.

Me verbo y me adjetivo

El sustantivo es aquello que existe realmente en sí mismo.

Quizá antes lo único que quería era tener una historia para contar.Será que me estoy quedando sin interlocutores y ya no tengo necesidad de tener algo de qué hablar, será que ya no me quiero conformar con lo único que puedo tener, pero ahora quiero que alguien nunca pueda degradarme a pasado, quiero ser aquello que existe realmente en un continuo hacerse (como el verbo) y aquello que existe realmente en alguien -algo- más (como el adjetivo). Quiero ser la historia que otro cuenta. Pero todos se quedan tan callados.

¿Va a doler?
Va.

miércoles, abril 18, 2007

Responsable de todos

La firma de mis emails "oficiales" (los que salen del email de la Empresa) está antecedida por la siguiente frase "Casi todos los hombres pueden resistir la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder" ("Nearly all men can stand adversity but if you want to test a man's character give him power") de Abraham Lincoln.

Hay personas sedientas de poder.... hay personas sedientas de control. Hay personas que pasan más de la mitad de su día tratando de controlar a los demás, que gastan la mayor parte de su energía tratando de controlar a los demás. Existen muchos motivos para tratar de controlar a alguien, existen excusas y pretextos... habrá quien defienda que su interés en controlar a alguien más radica en el bien de la otra persona. Habrá quien diga que lo hace para evitarle a la otra persona un sufrimiento.

Alguien me dijo hace cerca de diez años que ninguna manipulación es positiva.

A veces nos sentimos responsables de lo que hace o siente alguien más, derivado de ello podemos caer en el vicio de la manipulación. Tratamos de evitar que esa persona sufra. Eso no es malo, creo. El problema radica en el motivo que tenemos y es que no es lo mismo tratar de evitar el sufrimiento de alguien que tratar de evitarnos un cargo de consciencia generado en muchos casos por nuestra egolatría y soberbia... generado por creer que podemos controlar a alguien más.

En el más sincero de los casos tratamos de manipular a alguien para estar bien nosotros mismos y hay situaciones en las que estamos del otro lado y nos parece que lo más prudente es ceder ante algún intento de manipulación... puede parecer que al ceder evitamos conflictos y creemos que la otra persona entenderá en algún momento. Desafortunadamente hay personas que no pueden controlar ese POCO poder que les concede el saber que pudieron controlar a alguien. Con ese POCO poder se creen capaces de hacer todo y es frecuente que repitan la estrategia con la misma persona porque saben que resultó una vez...

Nuevamente me repito que el control empieza en lo que piensas y el mayor poder es el que ejerces sobre ti mismo... no puedes controlar a nadie si no te puedes controlar a ti mismo y una vez que te controlas a ti mismo, dejas de buscar controlar a alguien mas.

No somos responsables de lo que hacen los demás adultos. No podemos cargar con culpas y responsabilidades ajenas. No es justo para nosotros mismos cargar con el peso de las acciones ajenas. Tampoco quiero decir que debemos ser egoístas e indiferentes ante el sufrimiento ajeno pero como adultos tenemos el poder de decidir la forma en que actuamos, el derecho de elegir lo que hacemos y la forma en que reaccionamos y la responsabilidad de cargar con las consecuencias de nuestros actos y eso no solo aplica en primera persona.

Como humanos tenemos la opción de compartir las lecciones aprendidas, tenemos la opción de opinar cuando así lo queremos y de aconsejar cuando se nos requiere y sabemos que podemos hacerlo. Lo anterior no nos hace responsables de la forma en que quien reciba el consejo o la opinión actúe ni obliga a la otra persona a actuar como lo aconsejamos... no conozco mejor sentimiento aún que el que deja la libertad de pensamiento. Nuevamente: creo que somos libres de actuar como queremos y responsables de lo que derive de nuestras decisiones.

No podemos ir por el mundo esperando que todos hagan lo que queremos que hagan así creamos que es por su bien. El bien de cada persona es tan subjetivo como lo que cree cada persona, no?

lunes, abril 09, 2007

La bandera equivocada


Tenía mucho tiempo tratando de escribir al respecto...
Así lo veo "de este lado".

Conocemos personas casi todos los días. Cada día nos presentan a alguien, cada día estrechamos manos y en muchos casos damos besos en muchas mejillas.

A cada persona solemos enviarla instantáneamente a una de las categorías que tenemos desde que creamos nuestro criterio y es entonces cuando conocemos "clientes" "amigos nuevos" "ligues" "contactos". Desde el primer momento cada persona es enviada a una categoría preconcebida y cada categoría está separada por una de esas "delgadas líneas rojas" que dibujamos desde que aprendemos a analizar, son parte de nosotros y ninguna línea está aprobada por alguien que no seas tu. No hay homologaciones. Esa delgada línea roja separa un cliente de un contacto, un conocido de un amigo, un amigo de un confidente y un compañero de cine de un ligue.

Con el paso del tiempo y la convivencia poca o mucha, la persona que al principio consideramos "cliente" puede pasar a la categoría de "amigo", por ejemplo. Puede que un "nuevo amigo" pase a "ligue" o que "ligue" pase a "nuevo amigo".

De qué depende cada movimiento? No es solamente de la convivencia. Creo que depende en gran medida de los límites "autoimpuestos", de las "delgadas líneas rojas" que tenemos y de la amplitud y flexibilidad de las mismas.

Cuando alguien nos atrae solemos idear (es instintivo) una estrategia, no es porque sea cuestión cerebral solamente, es porque dependiendo del interés que tengamos en la otra persona podemos responder de distintas maneras ante algunos estímulos. El proceso es distinto y depende de cada persona, por supuesto.

El problema que he visto muchas veces es el que da origen a una de las respuestas más escuchadas y odiadas por muchas personas "No quiero perder tu amistad, así que mejor seguimos como amigos". Hay "n" causas para obtener esa respuesta ante la posibilidad de una relación afectiva, pero cuando la frase es sincera el "problema" radica en la forma en que nos comportamos durante el "proceso". Existe una delgada línea roja entre ser AMIGO y CONFIDENTE y si no se tiene el suficiente cuidado, se puede cruzar la (muchas veces irreversible) línea roja que separa ambas categorías...

Por muy bien que te relaciones con alguien, por mucho que te interese una persona, hay una línea que marca lo que puedes hacer o hablar con esa persona y lo que debes reservarte hasta que al menos hayas aclarado tu postura, porque pasa muchas veces que navegamos con la bandera de "AMIGOS" y creemos que es una bandera segura. Hay quienes creen que esa bandera les garantiza un lugar cerca de quien les interesa, por ejemplo y se aferran a esa bandera y se aferran tanto que no se dan cuenta que al no tener una mano libre para sujetar la de "PAREJA" se convierten en "CONFIDENTES" y no necesito decir que un CONFIDENTE dificilmente (mas no es un "imposible") podrá ser PAREJA, aunque una PAREJA idealmente puede ser CONFIDENTE (más no guardián).

Desafortunadamente muchas veces parece tan complicado conocer a la otra persona y luego definir cuál es la bandera que queremos sujetar que nos precipitamos y sujetamos una bandera "segura" esperando el momento adecuado para cambiar de categoría (muchas veces sin éxito).

Sería grandioso que pudiéramos respirar profundamente y tomar las cosas con calma. ... lejos de imaginar el cuadro familiar desde que estrechamos una mano, lejos de imaginar el dormitorio desde que damos un beso en la mejilla.
Sería grandioso que fueramos sinceros con nosotros mismos para empezar.