martes, agosto 27, 2013

Ciclos, Otoños, Despedidas y Días Felices


 "Sometimes being a friend means mastering the art of timing. 
There is a time for silence. A time to let go and allow people to hurl themselves into their own destiny. 
And a time to prepare to pick up the pieces when it's all over."
-Octavia Butler




Viviendo desde hace ya muchos meses en una Ciudad en la que casi diario disfruto la lluvia y el frío, la nostalgia en ocasiones me atrapa así que creo normal haber caído hoy en una de sus más comunes trampas... leer emails del pasado.  Navegando en mis bandejas de correo electrónico me encontré leyendo textos del 2006... tan lejos de hoy en todos los sentidos; cientos de letras, de confesiones, de fotografías con clasificación "confidencial", de opiniones... leía a la autora de entonces 24 años interactuando como aún el año pasado con quien fuese piedra angular en mi crecimiento como persona. Y sí, aquella "maldición del post dedicado" finalmente pareció alcanzar a aquel amigo a quien aún considero un hermano y así es como empezamos hoy...


He leído que hay quien compara la vida con un viaje en tren y a los ciclos con estaciones y vagones y al final se nos explica que en cada estación podría haber "cambio de pasajeros"; esta autora desconoce qué tanto pueda considerar la vida en sí como un viaje en tren pero debo reconocer que la analogía es bastante buena, aún así, prefiero seguir imaginando la vida como una secuencia de ciclos; terminamos algunos, comenzamos otros, cerramos y abrimos ciclos que nos llevan a crecer o al menos, a vivir un poco más. Quizás con más amargura, quizás con más golpes, quizás imperceptiblemente pero definitivamente con más experiencia y ello hace de cada ciclo una época autónoma para cada protagonista, con errores, lecciones, aciertos y sonrisas; con experiencias únicas que quizás se vayan acumulando o quizás simplemente se vayan...

A lo largo de mi viaje he recibido y despedido a muchos compañeros que en el ciclo adecuado parecían eternos, o al menos mucho más duraderos que lo que terminaron siendo, unas veces por responsabilidad propia, otras veces por decisión externa y otras veces porque el ritmo de vida simplemente nos lleva a otro lugar, lejos física o emocionalmente de aquellos compañeros entrañables... con el tiempo sigo sumando o restando compañeros de viaje y no me opongo al cambio, simplemente que hay compañías cuya ausencia se extraña mucho más y hay compañías cuya presencia puede llenar casi por completo un ciclo. 

Sea cual sea el caso, resultaría practicamente una tortura el ir por la vida extrañando conversaciones y extrañando personas. He aprendido que los verdaderos amigos no se van al menos para siempre...  en ocasiones es necesaria la distancia en todos los sentidos, sin importar el motivo, porque al final, es el tiempo quien se encarga de ordenar las ideas, los procesos o sentimientos. En más de una ocasión he visto regresar a personas maravillosas y espero que en el caso que hoy me hace sentarme nuevamente frente al monitor, en unos años pueda leer estas líneas y sonreír al volver a contar con quienes ya no están en este ciclo de mi vida.

Agradezco a la vida este momento, agradezco estar nuevamente sentada frente al monitor, con una taza de café al lado y nuevas obligaciones, mientras en algún lugar de la casa escucho los movimientos de mi compañero de vida, el mismo que hace ya más de 5 años me dejó "sin palabras" y me hizo volver a disfrutar los otoños.

Que el otoño, que está a unas semanas de volver, traiga consigo más hojas secas, más viento fresco y nuevas experiencias, que hoy sé, que aún a distancia de muchos grandes amigos, soy feliz viviendo un ciclo que jamás creí alcanzar, estoy en donde debo y quiero estar... en donde deseo más que nunca estar.

Felices últimos días de verano para mi fiel par de lectores.
 


miércoles, febrero 13, 2013

De finales constantes



In my end is my beginning.
-T.S. Elliot

Y como habíamos adelantado, el mundo no se acabó. 
Al menos no el nuestro.



Podría reconocer cierta admiración para quienes se prepararon para el fin de su vida en la tierra el pasado diciembre. ¿Cómo llegar a prepararse para el mayor de los finales?



Lo anterior me hace pensar en la cantidad de finales a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida, cada día nos representa un principio y un final, cada semana, cada mes... cada persona tiene un principio en nuestra vida y, nos guste o no, su presencia tendrá un final. Cada etapa, cada momento, cada camino tienen principios y finales que afrontamos voluntaria o involuntariamente. Hay personas maravillosas que se unen a nuestro camino en un punto y eventualmente se retiran, representándonos un final que podría ser doloroso. Hay etapas felices que sin hacerlo evidente concluyen en algún punto de esa felicidad y ese final representa a su vez el principio de una nueva etapa que podría no resultar tan feliz como la anterior... al final es casi imposible saber con exactitud cuándo nos enfrentamos a un final definitivo. Conozco personas con relaciones y finales sin final pero finales al fin. Conozco a personas conscientes de su final personal y admiro la valentía con la que han decidido vivir mientras ese final con fecha aproximada llega y conozco personas que viven en finales sin principios; personas que sufren constantemente los cambios y resulta lamentable porque al menos mientras vivamos estaremos sometidos a cambios constantes, bien podríamos aprender a disfrutarlos pero aparentemente es mucho más fácil sufrirlos y he ahí, personas físicamente sanas con severas carencias emocionales que se reflejan en lo que menciono; finales sin principios. Lejos de vivir en la armonía matemática de sumar-restar-sumar-restar parecen vivir en restar-restar y resulta impresionante ver cómo viven con estados negativos. Esas personas sufren diariamente su muy particular fin del mundo y no logran aprovecharlo para reinventarse.



El mundo de esta autora al menos no terminó, como la mujer que soy, como escritora y como persona creo en reinventarme, en etapas, en ciclos que concluyen y en caminos que terminan. Creo en el fin de una etapa, no en el del mundo, creo en el fin de una persona, no de la humanidad y creo en los finales fuertes, en los puntos finales así, remarcados y con negritas, firmes y sin posibilidad de borrarse. Creo en terminar relaciones y creo en terminar conversaciones... creo también que hay personas con quienes vale la pena tener finales infinitos, en los que logramos vivir la maravilla de reinventarse, de volver a comenzar en la misma piel... 



He logrado disfrutar, en mis 30's de los finales personales... aquella autora que no lograba entender muchas cosas es hoy esta autora que logró comprenderlas pero que desconoce otras tantas y que acepta que con el paso de los años lejos de comprender más, se hace consciente de que conoce menos. 



Podríamos aceptar el reto de disfrutar nuevos vientos, disfrutar las nuevas emociones y vivir nuevamente las ya conocidas, conscientes de que una emoción jamás se repetirá en la misma intensidad y eso puede ser maravilloso si así lo queremos. Podríamos lograr vivir nuevas decepciones, nuevos tropiezos y grandes errores y con cada uno volver a nacer, aprender a morir y aprender a vivir.


Esta autora se confiesa adicta a terminar una página y comenzar a escribir otra en el mismo libro y con final diferente, adicta a escribir y escribir por páginas completas y sin dormir y es que, mientras tenga lapiceros y papeles, mientras tenga memoria y voluntad y mientras goce de la libertad infinita, esta autora continuará disfrutando el reinventarse, el volver a comenzar una página y volver a vivir y sufrir un final.



Bienvenidos, par de antiguos lectores, a la nueva página de las crónicas.

Fue un placer haber tardado tanto.