miércoles, abril 23, 2014

De letras, autores y utopías


"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca"
-Jorge Luis Borges


El 23 de abril podría ser uno de mis días favoritos del año.

Cada 23 de abril las líneas de tiempo en las redes sociales se convierten en espacios de literatura fina, frases de libros, de autores, imágenes y portadas saturan las páginas web y el mundo parece un lugar diferente, lleno de letras y lectores, de escritores y pensadores. En esa utopía me encuentro fascinada, descubro letras, descubro autores y conozco un poco más a algunas personas.

El día internacional del libro me gusta. No es secreto que realmente disfruto la escritura, mucho menos que la lectura me apasionan y cada 23 de abril parezco tener tanto en común con tantas personas que el mundo luce de colores diferentes, trazado con lápices carbón, es un mundo mecanografiado a pulsos mientras escucho el casi orgásmico "plac plac, plac, plac" de una vieja máquina de escribir con aroma a metal y rollo de tinta en nylon... es un mundo con letras arial, en blanco y negro, redactado en papel con aroma a antaño, las voces hoy parecen ser más graves, más melodiosas y pausadas, el mundo cada 23 de abril de escucha como el crujir de una hoja antigua... y esta autora no puede imaginar una mejor utopía.

Inmersa en ese mundo que semeja la perfección recuerdo que uno de los primeros libros que leí de principio a fin fue Cien Años de Soledad, y a mis 6 años parecía sumamente complicado pero decidí que algún día me encontraría en mi propio Macondo. Confieso no ser tan afecta a la obra de Gabriel García Márquez y dicha confesión en estos días podría parecer herejía cuando a raíz de la muerte del autor me atrevo a calcular que se han al menos triplicado sus anunciados lectores. En cambio, gran ausencia en mi utopía literaria dejó la muerte de José Saramago en 2010; si tuviera la autoridad para recomendar una lectura definitivamente sería de él, desde el Ensayo sobre la Ceguera hasta la brillante Intermitencias de la Muerte, desde El año de la muerte de Ricardo Reis hasta Caín. A lo largo de mis 32 años han pasado por mis manos tantos ejemplares y he disfrutado tantas obras que enumerarlas resulta imposible... sin embargo no pasa un día sin que recuerde algo de "El mundo como voluntad y representación" de Schopenhauer, no abro una lata de algo sin pensar en "No Logo" de Naomi Klein, descubro diariamente la inocencia mientras pienso en una línea de "El principito" de Saint Exupéry o mientras manejo pienso en "Margarita y el Profesor" de Mikhail Bulgákov. y definitivamente, en los momentos más complejos "Las noches oscuras del Alma" de Thomas Moore y buscando la reinvención "La posibilidad de una Isla" de Michel Houllebecq. Observé de cerca y con ojo crítico al mundo de la mano de Nietzsche con "Sobre verdad y mentira en sentido extramoral", incluso, confieso haber leído "El demonio y la señorita Prym" de Coelho y haberlo disfrutado como el placer culposo de comer un chocolate a escondidas, disfruté mucho aquel "La sombra del Viento" de Ruiz Zafón, y la romántica "Sense and Sensibility" de Austen, como gran logro personal refiero haber leído "El libro de Urantia" y el magistral y complejísimo "La guerra y la paz" de Tolstoi, tengo dulces recuerdos del 2009 leyendo "Los pilares de la tierra" de Follet, de mi infancia en Poza Rica leyendo "Mujercitas", "Por quién doblan las campanas" de un clásico Hemingway e incluso algún ejemplar de CCS que para este momento de mi vida resulta irritable. He conocido autores, lectores e historias, mundos, universos y épocas y he muerto y renacido tantas veces con tantas obras que no logro imaginar mi vida sin los libros que me han acompañado... odiaría olvidar a Zaratustra, a Buda, al concertista, a la costurera, al emperador, a la rosa, al viajero, al perro que lamía lágrimas, a Jesús alias "el cristo", al perfecto Dorian, odiaría olvidar mi mapa y mi territorio...

Concluyendo esta entrada me quedo con una sensación de vacío, siento estar incompleta y me siento traidora al no haber mencionado todo lo que quisiera recomendar, todo lo que quisiera compartir de la inmensidad que surge cada vez que abro un volumen. Las letras no se acaban pero el mundo este 23 de abril me llama y si he de salir a encontrarme con trazos en carbón y máquinas de escribir deberé levantarme del escritorio.

Lean lo que necesiten, descubran y vuelvan a comenzar. Lean a Saramago, a Bulgákov, a Houllebecq e incluso a Fromm, a Stephen King, a Camus, a Ruiz Zafón,  a Paz, a Wilde, a Schpenhauer, a Twain, a Cervantes, lean a Austen, a Borges, a Proust, a Rius, a Follet, a Nietzsche, a Hesse, a Dickens, a Marx, a Dr. Seuss, a Rosa Montero y su loca de la casa!, lean autores de la A a la Z, lean autores famosos y a aquellos a quien nadie recomienda, lean lo que no parezca interesante y lo que se oponga a lo que creen, lean ligero, lean complejo, lean hasta que el mundo se llene de letras y aparezcan los aromas y sonidos que sólo abriendo un libro se conocen.

Que su mundo se llene de letras!
Feliz Día Internacional del Libro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Volviste con tus letras como una posibilidad,, bienvenida a tu mundo.

Anónimo dijo...

Brillante!

Edmundo Dantés dijo...

Apasionante la lectura. Decía un maestro en la preparatoria: "Para quienes realmente adquirimos el hábito de la lectura, deja de ser un hábito... se vuelve una necesidad"

Saludos!